El público al que va dirigido es heterogéneo, ya que son distintas las edades, el sexo,la nacionalidad, la cultura, etc.
Y podemos decir que esto se complica con la literatura juvenil e infantil, el público "pequeño" son todavía más exigentes, no se conforman con cualquier cosa.
Muchos grandes escritores y muchos escritores actuales han comenzado publicando novelas juveniles, Carlos Ruiz Zafón, Roal Dalh, Michael Ende, Eloy M.Cebrián.
A medida que crecen, los niños y las niñas tienen necesidades diferentes.
Hay libros que enganchan a lectores desde la infancia y no los sueltan hasta ya pasada la adolescencia.Otros libros, en cambio, no serán capaces de atrapar a un lector adolescente.
En muchos casos, la edad del protagonista es una buena pista a la hora de determinar la edad del lector a quien va dirigida la obra, aunque no siempre. A los niños y las niñas les gusta leer sobre personajes que tienen su edad o son uno o dos años mayores que ellos. A veces un protagonista más joven puede atraer a lectores mayores siempre y cuando su historia tenga que ver con lo que viven los niños en ese momento.
Las edades en que las editoriales suelen dividir los libros para niños son: De 0 a 3 años, de 3 a 5, a partir de 6 o 7 años, a partir de 9 años, a partir de 12 años y a partir de 13-14 años. Incluso algunas editoriales tienen libros para chicos y chicas mayores de 16 años. En general, suele considerarse literatura infantil hasta los 12 años y literatura juvenil a partir de los 13.
La literatura infantil va dirigida a niños y niñas desde los 6 años hasta los 12.
Tienen una trama básica. La literatura juvenil que suelen leer los chicos y chicas a partir de 13 años, será más compleja y los personajes se cuestionarán aquello que preocupa también a sus lectores.
Mientras que en la literatura juvenil se centran más en argumentos y personajes, en la literatura infantil, los personajes se parecen mucho a sus lectores aunque recalcando y engrandeciendo alguna de sus cualidades, como la valentía, correr riesgos, vivir situaciones extremas.
Los lectores de literatura juvenil, en cambio, buscan más la verosimilitud. Les gusta la literatura realista que refleje el mundo real.
En cuanto al tema emocional de una novela, la literatura infantil aún tiene como protagonistas a los niños. Puede que estos niños busquen su propia identidad, sueñan con ser aceptados, admitidos, o tratan situaciones como discursiones con sus padres , amigos. Con lo cual las tramas se encuentran en su alrededor.
Pero al final del libro, los personajes continúan siendo niños. Más fuertes, más listos, más independientes, pero niños finalmente.
En las novelas para adolescentes el mundo se amplía y los comflictos son más grandes. Es el paso necesario de la niñez, adolescencia a la madurez.
Los conflictos, en la literatura infantil deben ser relevantes a la edad a quien se dirige la novela. Los adolescentes están preparados para entender y preocuparse por conflictos exteriores que los niños más pequeños aún no comprenden.
No se suelen tratar temas de violencia. Se tratan conflictos pero estos no tienen porqué ser todos tristes o violentos.
El humor es un recurso útil tanto en literatura infantil como en literatura juvenil.
Los lectores de todas las edades, necesitan sentirse reflejados de alguna manera en sus lecturas. Para la literatura infantil se trata muchas veces de que experimenten y que vean que pueden vencer nuevos retos, más alejados a los de su entorno.
En literatura juvenil, en cambio, los lectores no tienen tanta necesidad de verse reflejados en el libro. Sus mundos se expanden, y les gusta salir de sus puntos de referencia a través de la ficción. Lo más importante es que los adolescentes entiendan el por qué de las decisiones que toman los personajes para poder juzgar por si mismos si son buenas o no.
En conclusión, para escribir literatura infantil se debe tener muy claro el argumento y seguir la línea argumental.
Usar protagonistas cercanos a los lectores, con vivencias similares. Y los conflictos deben ser cercanos. Los niños, al finalizar la obra, continuarán siendo niños. En la literatura juvenil se pretende que tengan un crecimiento. Sus protagonistas no tienen por qué ser cercanos al lector, lo único que sean verosímiles. Y los conflictos suelen ser más grandes incluso pueden no formar parte del círculo habitual de vivencias de las vivencias de los adolescentes.